La visita periódica al dentista y unos buenos hábitos de higiene bucodental durante la infancia y la adolescencia, evitarán patologías más graves en la edad adulta
En el mes de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Infancia. Con este motivo queremos dedicar nuestra campaña ”Un año para alcanzar una meta” a la prevención de las diversas patología bucodentales que afectan a niños y adolescentes, y a cómo prevenirlas para que lleguen a la edad adulta con una boca sana.
La caries es la enfermedad más común de la infancia. En España, 450.000 niños tienen caries, lo que supone cerca de 2 millones de dientes temporales afectados por esta patología, la mayoría sin tratar. Según datos de la Encuesta de Salud Oral en España 2020, un tercio de los menores de 6 años tiene caries en la dentición temporal y tres de cada 10 niños de 12 años sufren esta patología. Asimismo, la encuesta revela que los niños de nivel social más bajo sufren tres veces más de caries.
Seguir unas rutinas saludables desde la infancia (una buena higiene oral, llevar una dieta equilibrada y acudir a revisiones periódicas al dentista), previene la mayoría de las enfermedades bucodentales evitando así su aparición. Sin embargo, en algunos casos también es necesario incorporar algunos tratamientos preventivos para combatir la caries dental, como los selladores de fisuras, el barniz y el gel de flúor.
Los selladores
El sellador es una capa delgada que se coloca en las superficies de masticación de los dientes posteriores (molares), actuando como un escudo protector que bloquea los gérmenes y los alimentos, protegiendolos hasta el 80% de las caries.
Los selladores están principalmente indicados en la población infantil para proteger las superficies oclusales, generalmente, de los molares definitivos El mayor riesgo de caries a ese nivel se produce en los 4 primeros años tras la erupción de los molares. Los niños de 6 a 11 años sin selladores tienen casi tres veces más primeros molares con caries que los niños con selladores. Es importante que el sellador sea revisado periódicamente por el dentista para comprobar que continúa en su sitio cumpliendo su función protectora.
El barniz y el gel de flúor
En pacientes con riesgo moderado o alto de caries, el dentista puede recomendar aplicar barniz de flúor periódicamente. El barniz protege al diente de la caries, sobre todo en aquellas zonas en las que el cepillo no llega.
Los geles con alta concentración de flúor actúan taponando los pequeños túbulos abiertos en la dentina, disminuyendo así la sensibilidad dental.
La lactancia materna y la salud oral del bebé
Se ha comprobado que la lactancia materna tiene numerosas ventajas, tanto para la salud del bebé como para la madre. Los anticuerpos de la leche materna disminuyen hasta un 70% las infecciones respiratorias, el asma, las infecciones de oído y las diarreas del lactante. Sus beneficios también alcanzan a la salud oral. El ejercicio que supone para el bebé obtener su alimento fortalece la musculatura perioral, el desarrollo armónico de la mandíbula y una respiración adecuada. Todo ello contribuye a favorecer una óptima salud bucodental en el futuro del recién nacido.
La caries del biberón
Se produce, fundamentalmente, por una exposición prolongada a bebidas azucaradas, la ingesta de zumos y fórmulas artificiales que contienen azúcar y producen caries, mojar el chupete en azúcar, miel o cualquier producto azucarado. Se puede prevenir limpiando sus encías con una gasa húmeda después de cada toma, evitando mojar su chupete en ningún producto azucarado, con hábitos alimenticios sanos desde la más temprana edad, no permitiendo que se quede dormido con el biberón en la boca y cepillando los dientes del niño con pasta fluorada y un cepillo especial nada más salirle los primeros dientes (es importante recordar que los niños necesitan ayuda de un adulto para cepillarse los dientes hasta los 8 años de edad).
En la adolescencia, especial atención a los posibles trastornos alimentarios de nuestros hijos
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son enfermedades mentales graves que se relacionan con una conducta alterada respecto a los hábitos alimentarios y produciendo varias alteraciones en el organismo, incluyendo posibles patologías bucodentales. Afecta principalmente a adolescentes y mujeres jóvenes y en su aparición influyen principalmente factores biológicos y de personalidad. La malnutrición, la deshidratación y los vómitos repetidos son las principales causas de las alteraciones de la salud oral en estos pacientes. Las mucosas se enrojecen y se inflaman debido a las deficiencias nutricionales, pudiendo aparecer úlceras, heridas en la comisura de los labios y fisuras labiales. A nivel dentario las principales consecuencias de estas enfermedades son la erosión (debida al ácido del vómito) y la caries dental, los dientes pueden comenzar a lucir muy brillantes con pequeñas astillas que aparecen en el borde frontal y pueden volverse amarillentos. Estos pacientes suelen tener peor higiene dental, saliva más ácida y llevan una dieta más rica en hidratos de carbono. Las personas con anorexia y bulimia pueden presentar una disminución de la producción de saliva como consecuencia de la malnutrición, deshidratación, ansiedad y el consumo de antidepresivos, siendo la xerostomía la responsable de un mayor riesgo de patologías bucodentales. Además, se incrementa la posibilidad de padecer gingivitis y periodontitis, detectándose un aumento del riesgo de bruxismo debido a la ansiedad. Estos pacientes suelen tener una alta sensibilidad al frío, calor o ácido, episodios de dolor dental (caries) y sensación de boca ardiente.
La salud oral y el deporte en niños y adolescentes
La edad infantil y la adolescencia suele ir acompañada de una mayor práctica de deportes, lo que hace que sean más frecuentes los traumatismos y fracturas en dientes. En la población infantil dichas lesiones se incrementan cerca de un 30%. Por ello, es recomendable utilizar un protector bucal si se realizan deportes de contacto y, en caso de sufrir un accidente en el que la boca se vea afectada, acudir inmediatamente a un dentista para poder llevar a cabo el tratamiento más adecuado.
Los mejores consejos
Cuando su hijo cumpla un año, es importante llevarlo por primera vez al dentista para realizar su primer examen bucodental. Unos buenos hábitos dietéticos y alimentarios desde edad temprana son fundamentales. Los niños en edad escolar deben cepillarse los dientes, al menos, dos veces al día durante dos minutos cada vez.